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Colosio, Monterrey y la cocacolonización

“¿Cómo quedan las autoridades, como Luis Donaldo, que entran en contubernio con esta empresa para publicitar, en especial a la infancia, un producto dañino bajo el lema de la felicidad, el amor, la familia?”. Foto: Especial.

Hay imágenes que por sí mismas resumen una cruda realidad, que basta analizar su simbolismo para explicar situaciones que se han normalizado a pesar de que son causa de muy graves impactos sociales. Este es el caso de las imágenes compartidas recientemente por Luis Donaldo Colosio, Presidente Municipal de Monterrey, que resumen la cocacolonización al extremo que vive esa ciudad.

Las imágenes compartidas por Colosio exaltan positivamente e invitan a presenciar la Caravana Navideña de Coca-Cola por la ciudad de Monterrey. El acto publicitario con mayor impacto en la población infantil, por parte de Coca-Cola, viola los principios que esta misma corporación trasnacional tomó ante la Organización Mundial de la Salud de no realizar ninguna publicidad dirigida a menores de 12 años. Coca-Cola va a lo más profundo del imaginario social infantil en la cultura dominante. En esta cultura dominante no hay símbolo más fuerte en el imaginario infantil que la navidad y Santa Claus. Coca-Cola secuestra y toma para sí la navidad y al propio Santa Claus.

Varias reflexiones surgen a partir de estas imágenes. Primero, son muestra de la captura del Estado por una empresa que introduce al mercado uno de los productos legales que más daño han hecho a la salud de la población mexicana. ¿Qué significa que quien gobierna una de las ciudades más importantes de México e, incluso, un posible candidato a la Presidencia del país comparta alegremente estas imágenes?, que comparta aquello que es la máxima expresión de abuso a la población infantil a través de la publicidad, la violación a sus derechos, atentando contra el interés superior de la infancia. El acto de difusión que realiza Colosio lo convierte en cómplice de esta actividad.

Coca-Cola estableció, hace más de 10 años, que no haría publicidad a menores: “Nosotros no dirigimos nuestra publicidad a niños menores de 13 años en ningún lugar del mundo”. ¿Qué hay detrás de esta declaración? El reconocimiento de que sus productos dañan la salud y el reconocimiento universal de que la publicidad se aprovecha de la vulnerabilidad de niñas y niños aprovechándose de su “credulidad e inexperiencia”. Y piense usted, ¿qué significa vincular la navidad y Santa Claus a la marca y el producto Coca-Cola?, ¿cuál es el simbolismo de esta acción en un país con los más altos niveles de sobrepeso y obesidad infantil?

La ignorancia puede ser la causa por la cual Luis Donaldo se sumó a esta estrategia publicitaria de abuso y daño, pero la ignorancia no puede ser excusa de la profunda responsabilidad de alguien que gobierna o pretende hacerlo por el bien común.

Esta acción la realiza Coca-Cola, a pesar de sus propios compromisos y de que la OMS ha llamado a detener esta publicidad invasiva como parte de una serie de medidas para enfrentar la epidemia de sobrepeso y obesidad global, en un país en el que sus niñas y niños tienen ya una esperanza de vida 4 años menor a la de sus padres, por la obesidad. Y cuando hablamos de obesidad y diabetes, debe reconocerse que el mayor consumo de azúcar añadida en la dieta de los mexicanos viene de las bebidas azucaradas y el mayor consumo de bebidas azucaradas en México es de Coca-Cola. El consumo promedio de bebidas azucaradas es de alrededor de medio litro por persona. Esta cantidad es suficiente para disparar los índices de sobrepeso, obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares. De ahí que se estima que el consumo de bebidas azucaradas contribuye a la muerte de más de 40 mil personas cada año.

Luis Donaldo compartió varias imágenes del desfile, de este multimillonario acto publicitario, con el mensaje: “Así vivimos el increíble encendido del Pino en Monterrey” …” Vengan a la Plaza Zaragoza, habrá muchas actividades para toda la familia. Disfrutemos juntas y juntos la época más bonita del año, la navidad”. Le falto decir: “la navidad de Coca-Cola”.

La caravana, a la que invitaba el presidente municipal de Monterrey, fue encabezada por el Santa Claus vestido del rojo de Coca-Cola, ya no se recuerda que su vestimenta original era, principalmente, verde; seguidos por los osos polares que siempre en familia beben Coca-Cola, incluso los ositos bebes; de renos y duendes, todos desfilando con la marca Coca-Cola para llegar al encendido del árbol de Navidad, un árbol con los logos de Coca-Cola en una cita rodeándolo. El encendido del árbol, el año pasado, ocurrió tras la cuenta regresiva que realizaron justamente el presidente municipal Luis Donaldo Colosio y el director de Arca Continental, embotelladora de Coca-Cola, Enrique Pérez Barba.

Si el exrelator especial de Naciones Unidas para la alimentación, Olivier De Shutter, al presentar su reporte sobre México, señaló que éramos un país “cocacolonizado”, ¿qué pudiéramos decir de Monterrey? La cocacolinización no es sólo cultural, al volver el consumo de esta bebida un hábito y repetir que el problema de la obesidad o la diabetes es puramente un asunto personal, que no hay productos buenos y malos, etc., es también la captura de la política y la academia.

La captura de la política está descrita con el caso de Colosio: ¿Cuándo Colosio prohibiría este tipo de actos publicitarios de Coca- Cola? o, ¿limitaría la presencia de sus productos en espacios infantiles, como recomienda la OMS? Ya lo vivimos con Vicente Fox, quien fuera previamente directivo en Coca-Cola: no sólo no implementó ninguna regulación que pudiera afectar a esa empresa, puso al frente de la Comisión Nacional del Agua a un ex empleado de FEMSA. Fue así que durante la administración de Fox se duplicaron las concesiones de agua a las embotelladoras de Coca-Cola.

FEMSA, la mayor embotelladora en el mundo de Coca-Cola, nace justamente en Monterrey. Si la influencia de FEMSA es enorme en el país, lo es más en Monterrey, esto incluye el campo académico desde la Universidad Autónoma de Nuevo León hasta el Tec de Monterrey, desde donde se han atacado todas las políticas regulatorias que afectan los intereses de Coca-Cola-FEMSA-Arca Continental. El último proyecto de captura de la narrativa sobre la obesidad fue la creación en el Tec de Monterrey, del Institute of Obesity Research, desde donde se pretende dar la dirección científica a las políticas de salud pública para enfrentar la obesidad, es decir, capturarla para que no afecte los intereses de las corporaciones refresqueras o, al menos, para poner en duda aquellas que les afectan para que no sean implementadas.

Si Coca-Cola logró capturar la ciencia y desviar las políticas de salud pública en China, la segunda nación más poblada del mundo, para favorecer sus intereses a costa de la salud de la población, como ha quedado bien registrado en diversas investigaciones, como la publicada por el British Medical Journal, “Haciendo a China segura para Coca-Cola: cómo Coca-Cola moldeó la ciencia sobre obesidad y la política en China”, (https://n9.cl/9gzpx), ¿qué podemos esperar en Monterrey, Nuevo León?, capital de la embotelladora de Coca-Cola más grande del mundo.

Desde esta perspectiva, ¿cómo quedan estas caravanas de Coca-Cola, con el Santa Claus, los ositos y sus árboles de navidad?, ¿cómo quedan las autoridades, como Luis Donaldo, que entran en contubernio con esta empresa para publicitar, en especial a la infancia, un producto dañino bajo el lema de la felicidad, el amor, la familia?, atentando contra la salud de una población que vive bajo, las declaradas oficialmente, epidemias de obesidad y diabetes.

Se trata de una población en la que mueren cada hora 23 personas por mala alimentación.

Alejandro Calvillo

Sociólogo con estudios en filosofía (Universidad de Barcelona) y en medio ambiente y desarrollo sustentable (El Colegio de México). Director de El Poder del Consumidor. Formó parte del grupo fundador de Greenpeace México donde laboró en total 12 años, cinco como director ejecutivo, trabajando temas de contaminación atmosférica y cambio climático. Es miembro de la Comisión de Obesidad de la revista The Lancet. Forma parte del consejo editorial de World Obesity organo de la World Publich Health Nutrition Association. Reconocido por la organización internacional Ashoka como emprendedor social. Ha sido invitado a colaborar con la Organización Panamericana de la Salud dentro del grupo de expertos para la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia. Ha participado como ponente en conferencias organizadas por los ministerios de salud de Puerto Rico, El Salvador, Ecuador, Chile, así como por el Congreso de Perú. el foro Internacional EAT, la Obesity Society, entre otros.

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