Home is somewhere else es una película que muestra por medio de la animación, la cotidianidad de tres familias vulneradas por el miedo de ser deportadas y perder todo lo que son y han construido de un momento a otro.
Ciudad de México, 4 de mayo (SinEmbargo).- A través de tres historias, Home is somewhere else (Mi casa está en otra parte), documental animado de Carlos Hagerman y Jorge Villalobos, profundiza en la vulnerabilidad a la que están expuestas las familias de perderlo todo de un momento a otro cuando no tienen residencia en Estados Unidos.
Las historias ahí presentadas son las de pequeña Jasmine, las hermanas Evelyn y Elizabeth, y el soñador José Eduardo Aguilar “El Deportado”, personas reales que decidieron compartir sus momentos de felicidad, pero también sus mayores miedos, como el que se les obligue a abandonar todo lo que han creado para regresar al país que tuvieron que dejar atrás por necesidad.
“Esta película nace del interés que tenemos de hablar de temas educativos, de temas sociales. Llevamos en Brinca, taller de animación, trabajando once años usando la animación para hacer muchas herramientas de comunicación, por ejemplo, para los familiares que buscan a sus desaparecidos, hablar de feminicidio, de alguna manera el estudio ya tenía ese vuelto de hacer esta película. El contexto de esta cinta es la migración, pero el tema principal es la familia, y cómo estas familias en estas circunstancias viven esta vulnerabilidad de poder perderlo todo de un momento a otro”, indica el guionista y director Jorge Villalobos en entrevista con SinEmbargo.
Jasmine es una ciudadana estadounidense de 13 años que vive con sus padres mexicanos e indocumentados, ella vive con miedo de que los deportes y se quedarse sola. Evelyn y Elizabeth se adoran y son mejores amigas, pero conforme los años pasan su relación se complica porque solo una de ellas es ciudadana americana, y sus intereses las llevan a querer crecer en diferentes países. Finalmente, José Eduardo Aguilar es un joven que vivió toda su vida es Estados Unidos, y al ser deportado, se da cuenta que perdió parte de lo era.
Esta película es una coproducción entre México y Estados Unidos, producida por Brinca Taller de Animación en colaboración con los estudios de animación mexicanos Llamarada, Casiopea, Virus Mecánico, y la productora Shine Global.
Traer a la animación para contar estas historias siempre estuvo presente, pues apuntan, deseaban crear un filme diferente que pudiera llegar a todo el público, que pudiera ser comprendida y disfrutada por una familia entera.
“A pesar de que todos estos temas son importantes, esta es una película sobre el miedo a la separación familiar, todos podemos sentir ese miedo, inclusive aunque no estemos en esa situación podemos ser empáticos con la gente que sí lo está, y por eso la hicimos animada, porque estamos pensando en poder llegar también a públicos jóvenes, escuelas preparatorias y universidades, que puedan ver esta película como una herramienta de comunicación para despertar diálogos sobre estos temas, queríamos hacer una película fresca”, destaca el guionista Carlos Hagerman.
Destaca además que la biculturalidad que comparten estos jóvenes por medio sus historias es uno de los ganchos de interés que cautivan a los espectadores al sentirse identificados:
“Nos hemos dado cuenta que a los jóvenes se les hace muy atractivo porque es una manera mucho más contemporánea de tener la expresión, de contar tus ideas, y creo que esto es parte de los que puede ser atractivo la película a un película general”.
Las tres historias son contadas desde la propia de us protagonistas. El filme está conformado por tres cortometrajes que son unidos bajo la batuta del “maestro de ceremonias” José Eduardo Aguilar “El Deportado”, que también comparte su vida. En medio de cada uno de estas historias él interviene para reflexionar sobre la situación de estas familias que tienen mucho más en común de lo que parece.
Aquí no hay lugar para cifras o datos duros, sino sólo relatos narrados desde el corazón.
“Desde el inicio dijimos no queremos hacer una película que esté llena de datos, no queremos que haya opiniones externas como entrevistar a expertos, dar contextos político-sociales, era más bien como ‘todo lo que escuches tiene que venir de la experiencia de quienes han vivido este de situaciones, nosotros como directores dijimos ‘hagámonos un pasito hacia atrás’, tenemos la enorme responsabilidad de ser fieles a las historias que nos están contactando, que estén bien contadas y que sea una película entretenida, que esté bonita y que sea conmovedora”, señala Villalobos.
“Queríamos que toda la narrativa venga de las familias que han vivido esto. En las tres historias todas son las voces de los distintos integrantes de las familias, no hubo un guión, nunca les decíamos qué hacer, no son actores lo que se oye son ellos mismos, y luego este cuarto elemento de spoken word de Jose Eduardo, que funciona como hilo en toda la película, que es una película que él escribió y que de nuevo viene de su propia experiencia como deportado”, destaca.
A pesar que Home is somewhere else muestra de alguna forma situaciones dentro de la cotidianidad de las familia como conversaciones entre una abuela con su nieta, un gato naranja que acompaña todo el tiempo a su dueña o un padre sus hijos enseñándoles a pescar, el filme da pie a grandes conversaciones como la identidad, el sentimiento de no pertenecer a ningún sitio, y el deseo de sólo salir adelante.
“Son situaciones que nos apelan a situaciones familiares, estoy seguro que si alguien tiene alguna relación con este tipo de experiencias y ve la película se va a sentir representado y se va emocionar”, ahonda Jorge Villalobos.
Home is somewhere else o Mi casa está en otra parte es muestra de calidad de animación en México al navegar desde diferentes tipos, pero sobre todo es una puerta a empatizar las personas que se ven en la necesidad de migrar en busca de un mejor futuro.
Después del paso del documental animado por festivales grandes como el Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy, Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam, y en México en los Festivales de Cine de Morelia y Guadalajara, el filme llega a salas de cine comerciales e independientes este jueves.
“Estamos súper emocionados porque después de seis años de trabajo llega a las pantallas de cine […]. Es una película que te emociona, que te hace reír, y te hace llorar all mismo tiempo”, finaliza Hagerman.