Raquel Robles habló con SinEmbargo, sobre su novela Pequeños combatientes que acaba de hacer reeditada por el Fondo de Cultura Económica (FCE). “Me permitió encontrarme con esos personajes y con esa escritura con una distancia crítica y por otro lado me permitió encontrarme más afectivamente con esos personajes”, compartió en la entrevista.
Ciudad de México, 1 de marzo (SinEmbargo).– A los niños “casi nunca se les tiene en cuenta a la hora de contar una historia, o de escuchar una historia, o de inclusive saber qué pasó en una situación”, comentó en entrevista la escritora argentina Raquel Robles, quien habló con SinEmbargo con motivo de la reedición de su novela Pequeños combatientes —publicada por primera vez en 2013— en el Fondo de Cultura Económica (FCE).
La novela de Robles cuenta el día a día de una niña y su hermano menor, cuyos padres fueron desaparecidos políticos durante la dictadura militar en Argentina, un episodio que los dos pequeños rememoran como “Lo Peor” que puede sucederle a una persona.
De esta manera, y con una narrativa que ahonda en la memoria colectiva de una herida aún abierta a través de la mirada de la infancia, Raquel Robles construye un relato lleno de ternura, humor y horror.
“En esa vida suceden muchas otras cosas de la vida cotidiana que se van imponiendo, las preocupaciones de las infancias, la escuela, el barrio, la mirada de los de afuera, digamos, de las otras personas del barrio, enamorarse, y sobre todo tratar de codificar el mundo, que es una tarea en general para todas las infancias, tratar de codificar a los adultos y el mundo en el que se vive, pero me parece que cuando sucede un hecho trágico el mundo queda roto y entonces ese trabajo es un poco más complejo”, comentó Robles.
La autora planteó cómo la vida cambia de un día para otro para estos dos niños, quienes esperan el momento de reencontrarse con sus padres. “Levantarte en la mañana y que hayan secuestrado a tu mamá y tu papá y entonces tu vida sea otra, de hoy para dentro de un rato, digamos que la definición misma de trauma es aquello que no tiene palabras, entonces poder tejer palabras alrededor de eso, darle sentido a un hecho que es a todas luces, no diría sin sentido pero que tiene un sentido perverso”.
La niña que nos va contando esa historia se aferra a tratar de construir ciertas certezas, de que algún militante los va a contactar, de que está preparándose para lo que viene, es una certeza con la que tiene que ir lidiando a lo largo de la historia y la cual contagia a su pequeño hermano a quien entrena para ese mundo más justo que sus padres les fueron construyendo.
“El momento más crucial de los duelos es entender que el mundo sigue rodando, que el mundo no se detuvo a pesar de tu tragedia, entender que el mundo sigue rodando y que vos rodás con el mundo y que vos tenés también tus otra tristezas otras alegrías, otras expectativas, que seguís deseando, que seguís alojando lo vital, entender eso es un momento bisagra en los duelos, y los niños y las niñas también viven procesos de duelo”, platicó en ese sentido.
Robles compartió que parte de las vivencias por las que pasan los Pequeños combatientes los tomó prestados de su pasado, pero también de una memoria colectiva de relatos que escuchó en la agrupación H.I.J.O.S., en la cual militó 10 años.
“El estar en un colectivo, como fue en su momento estar en H.I.J.O.S, que es un organismo de Derechos Humanos, que nucleó hijos de víctimas de terrorismo de Estado, empieza a producir esa memoria colectiva, lo que cuenta uno, lo que cuenta otra, empieza a ser parte de las narraciones que se comparten, así que para mí fue un proceso muy orgánico”.
—¿A la distancia, cómo te vuelves a encontrar con este texto? —se le preguntó al final de la plática a Raquel Robles,
—La distancia lo que tiene es que podés agarrar un objeto como si fuera de otro, y me permitió encontrarme con esos personajes y con esa escritura con una distancia crítica y por otro lado me permitió encontrarme más afectivamente con esos personajes, ya no tanto pensando en la escritura o en las preocupaciones mías, propias de mi trabajo de escribir, sino con una cosas más del afecto por esos niños y lo volví a leer y me reí un montón con muchas de las situaciones y me gustó mucho la idea de poder compartir este texto con gente de otros países de Latinoamérica. Siempre, aquí y allá, hay niños y niñas que están siendo pequeños combatientes, se va renovando, lamentablemente, la necesidad de posicionarse de algún modo para poder tolerar lo que se vive, entonces, me pareció muy fuerte poder compartir ese texto.
Obed Rosas
Es licenciado en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón de la UNAM. Estudió, además, Lengua y Literatura Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras.