Marco Antonio Santos, director de Chichén Itzá desde 2014, es señalado por comerciantes y ejidatarios mayas de presunta corrupción y discriminación por lo que han exigido su destitución con bloqueos a algunos accesos de este Patrimonio de la Humanidad. El INAH rechazó los señalamientos y pidió un diálogo directo “sin intermediarios”.
Ciudad de México, 3 de enero (SinEmbargo).– Durante dos días consecutivos, artesanos, guías turísticos y ejidatarios mayas se han manifestado a las afueras del sitio arqueológico Chichén Itzá, en Yucatán, una de las zonas por donde pasará el Tren Maya, un proyecto insignia del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador que se prevé sea inaugurado este diciembre.
Los protestantes entorno a una de las Maravillas del Mundo exigen la destitución del director Marco Antonio Santos Ramírez porque lo señalan de “corrupción” y de “discriminarlos” durante ocho años como miembros de la comunidad indígena al impedirles, aseguran, tanto comerciar sus artesanías como ofrecer servicios de guía turística a los miles de visitantes diarios provenientes del interior del país, de Europa, de Asia y de América Latina, actividades de las que dependen económicamente.
Ante los bloqueos de más de 30 horas, que han ocasionado largas filas de vehículos sobre dos de las vías de acceso y la presencia de elementos de la Guardia Nacional en la entrada principal, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informó que el ingreso al recinto –que recibió a 2.5 millones de visitantes en 2022– continúa en sus horarios normales.
La dependencia aseveró en un comunicado que las inconformidades contra la dirección local se derivan de “las acciones de ordenamiento” de más de una década respecto “a la regulación del comercio informal que ha invadido el área” y rechazó cometer actos de discriminación a los pueblos originarios.
“No podemos permitir que permanezca un corrupto al frente de una institución tan importante para el país, no podemos permitir que una persona que llegó en el periodo de Peña Nieto en 2014 siga dirigiendo los vestigios con esa manera tan déspota y corrupta. Somos originarios y herederos de la cultura maya que exigimos nuestros derechos”, aseguró Mariana, una de las mayas manifestantes en una rueda de prensa ofrecida el lunes por la tarde como respuesta al comunicado del INAH.
La zona arqueológica Chichén Itzá es famosa mundialmente por el juego de luz y sombra que en cada equinoccio ocurre sobre la escalinata del basamento piramidal. El sol, conforme asciende sobre el horizonte, va iluminando y creando triángulos de luz y sombra que parecen descender hasta la cabeza de serpiente, lo que manifiesta el gran nivel de conocimiento astronómico y arquitectónico que los mayas poseían.
Como sucede en otras zonas arqueológicas de importancia mundial como Palenque, en Tabasco, desde la entrada y a lo largo de los edificios arqueológicos, hay puestos de comerciantes ofreciendo a turistas nacionales y extranjeros diversas artesanías, ropa, instrumentos, esculturas y demás productos relacionados con culturas prehispánicas.
La artesana Silvia, del pueblo Pisté, comentó que en ese “reacomodo” –planteado por el INAH desde que comenzó la construcción del Tren Maya– no los han tomado en cuenta en “ninguna mesa de diálogo”, pero advirtió que, hombro con hombro, no dejarán que ninguna autoridad los mueva, porque “acabarían” con su economía.
“Lo único que sabemos hacer es trabajar y vender artesanías. Aquí nadie decide por nosotros, nadie nos está moviendo, nos está moviendo nuestro interés de llevar el pan día a día a nuestra casa como lo hemos venido haciendo desde hace más de 40 años”, aseguró en la conferencia, donde también emitió un mensaje en la lengua maya.
Don Pablo, otro artesano de la zona arqueológica, coincidió en que no hay intermediarios y aclaró que no están en contra del INAH ni del Tren Maya, sino de los “atropellos” del director del sitio que “ha secuestrado” las actividades económicas de los locatarios.
“Este problema no es nuevo, es desde hace ocho años cuando esta persona llegó aquí en el periodo de Peña Nieto y, sin miedo alguno, ha puesto alambrado en el ejido, cosa que no les compete”, planteó.
“NO A LA DISCRIMINACIÓN”
Desde las seis de la mañana del lunes 2 de enero, pobladores mayas de las comunidades de Pisté, X-Calakoop y San Felipe comenzaron el bloqueo con lazos y llantas sobre la carretera federal Mérida-Puerto Juárez, protesta que continuó este martes con la llegada de más campesinos para “recuperar” Chichen Itzá.
A través de pancartas, exigieron: “No más robo de boletos y negocios corruptos del director Marco Antonio Santos”, quien lleva en la dirección desde 2014. Otro cartel rezaba: “Sí al Tren Maya, no a la discriminación” y uno más requirió: “No más acoso al artesano”.
Don Jeremías, comisario ejidal de X-Calakoop, afirmó en la rueda de prensa que “nadie les pagó para protestar”, sino que bloquean porque en 2019 el director de Chichén Itzá, Marco Antonio Santos, ordenó el “desalojo” de una parte de los puestos de los artesanos y los acusa de “deforestar” en sus propias tierras.
“Pedimos la destitución de este personaje, ya que ha gozado con libertad los despojos de nuestras tierras, que nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos”, aseveró.
Ante estos señalamientos, el INAH rechazó discriminación y ofreció un diálogo directo con los locatarios, no “con intermediarios”. En el comunicado publicado el lunes planteó:
“El INAH está comprometido con la reivindicación de los pueblos indígenas y afrodescendientes de México, por lo que rechazamos cualquier acto de discriminación y luchamos por la defensa y el fortalecimiento de las lenguas originarias, por lo que rechazamos enfáticamente que exista exclusión o que se prohiba hablar la lengua maya en cualquiera de las zonas arqueológicas en México”.
Sin embargo, este martes los manifestantes rechazaron “negociar con el Gobierno” y reiteraron su petición de que el director Marco Antonio Santos sea destituido “porque ha pisoteado nuestros derechos”.
Dulce Olvera
Reportera de temas de crisis climática, derechos humanos y economía. Egresada de la FCPyS de la UNAM.