Las imágenes se repiten en diferentes ciudades: policías que tunden a golpes a un sospechoso —generalmente afroamericano o migrante en Estados Unidos—, o fuerzas especiales que repelen con chorros de agua o gases a manifestantes en países de Latinoamérica.
En México, lamentablemente hay varios casos en el pasado relativamente reciente ligados con abusos de fuerza policial, desaparición forzada, tortura, fabricación de culpables o confesiones extrajudiciales.
Este 15 de marzo se conmemora el Día Internacional contra la Brutalidad Policial, que busca visibilizar los abusos de organismos policiales y fuerzas de seguridad. La fecha se creó en 1997 luego de una agresión policial, en Suiza, contra dos niños de 11 y 12 años.
En la capital nacional fueron conocidas las prácticas de algunos subsecretarios de Seguridad Pública —antes de que la institución cambiara a Seguridad Ciudadana— de otras administraciones que con un par de cachetadas obligaban a los detenidos a sostener un arma para la fotografía que circularía al día siguiente en la prensa, o los golpes para que aceptaran ante los medios de comunicación su participación en hechos delictivos.
En los años 70 y gran parte de los 80, en la Policía creció la leyenda de “la Hermandad”, un grupo supuestamente integrado por mandos y sus allegados, en el cual unos a otros encubrían y solapaban prácticas de corrupción y abusos.
Hace algunos años, un jefe policial comentaba que era prácticamente imposible erradicar “ciertos vicios” de la corporación, como el dar “una calentadita” a los detenidos, acusarles de delitos que no se habían resuelto o permitir que por unos minutos reprimieran alguna manifestación. De no hacerlo, decía, corrían el riesgo de tener al cuerpo policial en contra.
Eliminar esas prácticas y transformar a la corporación, queda demostrado que sí es posible, con voluntad, innovación y una estrategia sistemática basada en la capacitación en labores de inteligencia, la ampliación de facultades para que los elementos de la SSC realicen labores de investigación y en la dignificación salarial —45 por ciento de aumento acumulado en cuatro años—.
Una estrategia impulsada por la Jefa de Gobierno de la CdMx, Claudia Sheinbaum, e instrumentada por el Secretario Omar García Harfuch, que incluyó formación en el uso de la fuerza, derechos humanos, perspectiva de género, inteligencia policial o la desaparición del cuerpo de granaderos.
El tolete y las armas no son necesarias en algunas circunstancias, y eso es una realidad.
Salvador Guerrero Chiprés
Salvador Guerrero Chiprés es presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México. Es doctor en Teoría Política por la Universidad de Essex, Inglaterra; maestro en Comunicación por la Universidad Iberoamericana y licenciado en Derecho y en Comunicación por la UNAM. Fue asesor de la Secretaría de Seguridad Pública del entonces Distrito Federal y de la Comisión Nacional de Seguridad, y Comisionado Ciudadano de Transparencia en el InfoDF.