Tres mujeres embarazadas fueron localizadas sin vida, víctimas de asesinato, en menos de 24 horas. Mientras que la violencia feminicida sigue en incremento en México, también se han detectado al menos 16 casos en los que mujeres embarazadas o con hijos recién nacidos fueron ultimadas para quitarles a sus hijos, entre ellas Rosa Isela en Veracruz.
Ciudad de México, 10 de diciembre (SinEmbargo).– En menos de 48 horas, tres mujeres embarazadas fueron halladas sin vida en distintos puntos del país: Rosa Isela en Veracruz, Ana Lilia en Querétaro y Martha Aurora en Nuevo León. Los nombres se suman al menos a otras 221 mujeres que también fueron asesinadas durante su embarazo entre 2016 y 2021, según cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).
Aunque los datos recopilados por la institución de Gobierno no especifican si el embarazo fue el motivo del presunto homicidio o feminicidio, la investigadora María Salguero ha detectado en su trabajo hemerográfico para el mapa de feminicidios que en al menos 16 casos desde el 2010 —entre ellos el de Rosa Isela— las mujeres embarazadas o con hijos de meses de edad fueron asesinadas para quedarse con sus hijos; a la mitad de las víctimas se les sustrajo al hijo del vientre.
“Hay algo en común en esos casos: son mujeres con mucha vulnerabilidad, sin recursos, porque cuando les ofrecen una ayuda económica o ropa para el bebé, o hay cualquier tipo de ayuda, ella acude [a reunirse con el o la agresora]. En estos casos, ahí está constante de que son mujeres que no tienen lo suficiente medios para llevar a cabo [la crianza], pues tener un bebé pues no es nada barato”, explicó Salguero sobre los casos detectados.
Este fue el caso de Rosa Isela, quien había ido a recoger ropa de bebé que una mujer le había ofrecido a través de redes sociales; sin embargo, fue asesinada y su hija fue sustraída de su vientre. La recién nacida fue localizada en manos de dos personas, a quienes se les vinculó a proceso por su presunta participación en la desaparición de la joven de 20 años, así como por el delito cometido en agravio de su bebé por la omisión de entregarla a las autoridades o a sus familiares.
Además de una recurrente vulnerabilidad económica en varios de los casos registrados, el trabajo hemerográfico de Salguero apunta a que la mayoría de las víctimas eran jóvenes: de 16 mujeres que fueron asesinadas para quitarles a sus bebés, cuatro eran menores de 18 años, nueve menores de 24 años, y sólo tres tenían entre 29 y 33 años.
El primer caso que la creadora del mapa de feminicidios tiene registrado data de junio del 2010. Alicia Ramos Blanco, una adolescente de 17 años originaria de Coatzacoalcos, Veracruz, fue contactada por individuos que le dijeron que eran miembros de una asociación civil que se dedicaba a ayudar a futuras madres solteras. Bajo engaños, la mujer acudió a casa de los agresores, donde se le acostó sobre una cama y se le extrajo al bebé del vientre con la intención de venderlo.
Aunque en este caso sí hay un factor de presunta trata de personas —en específico de un bebé—, Salguero remarcó que en la mayoría de las situaciones pudo reconocer que la motivación para extraer al producto del vientre está relacionada con mujeres que quieren “retener” a sus parejas sentimentales, o bien existía una fuerte presión para que fueran madres.
“Hay que analizar un poco los casos, también tiene que ver con la cuestión sociocultural porque es lo que se ha inculcado. Por ejemplo, las telenovelas te han inculcado que vas a retener a un hombre si tienes un hijo de él, y si te fijas en varios de los casos [de los asesinatos], ellas [las agresoras] creen que teniendo un bebé del hombre lo van a retener”, indicó. “También hay una presión social y de las parejas muy fuerte para que las mujeres seamos madres”.
En otras situaciones, las presuntas agresoras eran mujeres que tuvieron un aborto involuntario o no podían tener hijos, en ocasiones con la ayuda de hombres.
“Cuando una mujer pierde un bebé, debería de recibir un apoyo y una contención de tipo psicológico para poder sobrellevar esa pérdida. Creo que sería muy importante que la Secretaría de Salud federal compartiera medidas de prevención; puede generar una campaña que se transmite a nivel nacional de que las mujeres, por ejemplo, no acepten ayuda de personas desconocidas, que no vayan solas cuando tengan ofrecimientos de dinero, de ropa, de pañales”, contempló.
Al respecto, la terapeuta Soren García Ascot, especializada en violencia de género, profundizó que se debe de ver estas situaciones en un marco más amplio, puesto que no se puede centrar un análisis de estos actos únicamente en que la presunta perpetradora perdió a un hijo o era incapaz de tener descendencia.
“Son situaciones mucho más complejas que sólo hablar del deseo de ser madre, porque hay muchas mujeres que han lidiado con eso y lo han enfrentado. Creo que una situación tan extrema y devastadora (…) hay que pensar que tiene que ver con muchos otros factores de otras violencias que nos atraviesan”, expuso. “[El ser madre] es una presión social y un mandato con el que tenemos que lidiar las mujeres. Por suerte, se está validando más la posibilidad de no ser madres, no gestar.”
VIOLENCIA CONTRA MUJERES AFECTA A EMBARAZADAS
Martha Aurora tenía ocho meses de gestación y había sido reportada como desaparecida el 26 de noviembre. Cuatro días después, fue localizada sin vida en un inmueble tipo casa habitación en la colonia Nuevo Progreso en el municipio de General Escobedo, en la zona metropolitana de la ciudad de Monterrey.
De acuerdo con la Fiscalía de Nuevo León, Martha Aurora fue localizada junto con su amiga Claudia Lizbeth y ambas fallecieron a causa de asfixia por estrangulamiento; la joven fue encontrada con el bebé todavía en el vientre. Sus restos fueron entregados a su familia la primera semana de diciembre, mientras que las autoridades mantienen abierta la investigación por su caso.
Ella y Ana Lilia, en Querétaro, son dos mujeres embarazadas que si bien el producto de su gestación no fue extraído de su cuerpo, fueron víctimas de muertes violentas, así como 221 otras futuras madres en todo el país desde el 2016.
Esto se inserta en un contexto de violencia feminicida generalizada en México, que ha ido en aumento desde el 2018. De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, 2021 fue el año más letal para mujeres con 978 presuntos feminicidios registrados, siendo agosto de ese año el mes históricamente más letal para mujeres, con 108 presuntos feminicidios.
El Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) ha contabilizado, con base en actas y/o certificados de defunción, que 221 mujeres estaban embarazadas al momento de ser víctimas de presunto homicidio, entre los años de 2016 y 2021. De ellas, 138 tenían entre 18 y 27 años de edad; es decir, el 62 por ciento.
La información obtenida por SinEmbargo deja en descubierto que seis estados fueron los más letales para ellas, al ser los únicos en registrar muertes violentas de mujeres embarazadas por seis años consecutivos desde el 2016: Chihuahua, Guanajuato, Estado de México, Michoacán, Puebla y Veracruz.
En este último, colectivas han alzado la preocupación a partir del reciente asesinato de Rosa Isela, y recordando a víctimas previas. María de la Cruz Jaimes García compartió que la colectiva a la que pertenece, el Colectivo Feminista Cihuatlahtolli, puso mayor atención a los feminicidios de mujeres embarazadas a raíz de la muerte de la joven de 20 años, y se percató que habían más casos similares.
“Esto nos hace pensar que es un problema, que también se está agudizando el feminicidio de mujeres embarazadas para robarles a los bebés. No sabemos para qué fin, si trata de personas, tráfico de órganos, o de lo que se trate, pero sí es un problema de suma gravedad”, detalló la directora de la organización.
Desde el 2010, la prensa ha dado cuenta de al menos tres casos en Veracruz aparte de Rosa Isela en los cuales hubo una extracción del bebé: Judith de 22 años y Esmeralda de 19 años, ambas en el 2018, y Alicia de 17 años en el 2010. Aparte de esto, se han registrado entre 2016 y 2021, 15 asesinatos de mujeres embarazadas en el estado, según los datos del Inegi.
“Lo que nos preocupa mucho a nosotras, como defensoras de derechos humanos, es la inacción de la Fiscalía [frente reportes de desaparición como en el caso de Rosa Isela]”, expresó Jaimes García. “En Veracruz desaparecen mujeres y niñas todos los días. (…) Es muy común que [las autoridades] digan que no las van a buscar hasta que pasen 72 horas y esto es muy lamentable, porque ella [Rosa Isela] aparece muerta y sin la bebé. Si las autoridades tomaran cartas en el asunto, tomaran la situación con seriedad, se podrían evitar este tipo de tragedias”.
Tamara Mares Rivera
Periodista por la UNAM. Sus principales intereses son derechos humanos, política y género. Es somnolienta sin café y apasionada de la mar.