Ciudad de México, 21 de diciembre (SinEmbargo).– Un incremento de la migración por mar a lo largo de la costa de México sobre el Pacífico evidencia la adaptabilidad de las redes de tráfico de personas en el país y su desinterés por las personas que transportan.
Las autoridades disolvieron un gran campamento de migrantes en San Pedro Tapanatepec, Oaxaca, suroeste de México el 15 de diciembre, luego de que los residentes locales expresaran preocupación por la saturación de la localidad.
El campamento fue levantado por las autoridades mexicanas en julio pasado para aliviar la presión sobre Tapachula, otra población fronteriza donde el número de migrantes llegados de Guatemala había aumentado rápidamente en los últimos meses. Cerca de 50 mil migrantes llegaron a San Pedro Tapanatepec en octubre y en noviembre, la cifra de personas en tránsito se había multiplicado a 135 mil, según reportó Associated Press.
El INM en Tapanatepec, Oaxaca, atendió a personas migrantes para regularizar su estancia en el país. En este espacio abierto se contó con supervisión de muchos organismos para velar por los DDHH.
Así lo dijo el comisionado del @INAMI_mx, @fgymexico. pic.twitter.com/PL4VVeC4XS— INM (@INAMI_mx) December 13, 2022
El rápido incremento reflejó la oleada de migrantes introducidos ilegalmente desde Guatemala a México en lancha —por lo general barcos de pesca— en dirección norte a lo largo de la costa Pacífica.
La mayoría de los recorridos parten de Ocós, una pequeña población guatemalteca a pocos kilómetros de la frontera con México, luego pasan el estado de Chiapas, en el sur de México, hasta llegar a Salina Cruz y al balneario turístico de Huatulco, ambos en el estado de Oaxaca, según varios reportes. El trayecto cubre unos 450 kilómetros.
El viaje por mar permite a los migrantes evitar al menos algunos de los retenes en las rutas terrestres más transitadas en el sur de México en dirección a Estados Unidos, como informó el diario El Universal.
Pero la travesía conlleva sus propios riesgos. Para evadir a las autoridades, los traficantes navegan a 70 kilómetros de la costa. A bordo no hay chalecos salvavidas ni señalización de emergencia en previsión de cualquier eventualidad que sufra la lancha, tampoco se ofrece comida o agua.
#Comunicado 🗞️|@INAMI_mx informa que se desmontaron las instalaciones de atención humanitaria en el municipio de Tapanatepec, #Oaxaca. https://t.co/aZbd6IYxHv pic.twitter.com/URZi27ogNF
— INM (@INAMI_mx) December 13, 2022
A finales de noviembre, tres migrantes ecuatorianos, incluido un menor de edad, se ahogaron después de que su barco se volcara frente a la costa de Oaxaca, según una nota de El Sol de México. Un migrante senegalés también murió poco después, mientras estaba retenido tras ser rescatado.
El ingreso de migrantes a México creció exponencialmente en 2022, con un aumento de 89,3 por ciento en el primer trimestre de 2022 año en año. Por otro lado, las autoridades estadounidenses reportaron casi 2,4 millones “de encuentros en la frontera” durante el año fiscal de 2022, la cifra más alta registrada hasta ahora. Así mismo, se registró un cambio en la nacionalidad de los migrantes, donde los viajeros de Venezuela, Cuba y Nicaragua superaron los procedentes de El Salvador, Guatemala y Honduras.
ANÁLISIS DE INSIGHT CRIME
La ruta a lo largo de la costa de Oaxaca se hizo popular para los traficantes de personas en 2015, tras la introducción del Programa Frontera Sur en México, diseñado para reforzar los protocolos de seguridad a lo largo de su frontera con Guatemala.
Ese año, la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) describió la ruta oceánica como “no muy transitada” y un analista estimó en menos de 30 el número de lanchas en operación por día.
En 2017, un sacerdote que trabajaba con refugiados en Chiapas declaró a El País que la ruta marítima “se había mantenido oculta [por los grupos criminales] y se dedicaba al tráfico de droga”, pero en los últimos meses se había “sistematizado como una ruta para mover personas”. Estas rutas estaban bajo el control de los Zetas, señaló el periódico en ese entonces, pues el cartel mexicano tenía fuerte presencia en Guatemala. Luego, cuando México buscó interrumpir el paso de las caravanas de migrantes por las rutas terrestres del país, la ruta marítima siguió expandiéndose a lo largo de 2018 y 2019.
El País también informó que la mayoría de los traficantes que llevaban migrantes eran pescadores con dificultades económicas que usaban sus lanchas para una actividad económica más rentable, y cobraban unos US$400 por persona.
A lo largo del último año, se ha observado una evolución en los flujos migratorios que pasan por México hacia Estados Unidos. Los números récord de “encuentros” en la frontera entre México y Estados Unidos se repiten en los números de migrantes que hacen la peligrosa travesía por el Tapón del Darién entre Colombia y Panamá. En forma simultánea, la seguridad se redobló en la frontera entre México y Guatemala, lo que obligó a los migrantes a buscar otras vías para mantener la circulación.
El mar, sin embargo, se ha mantenido relativamente fuera del radar.
En México, la Marina rescató a solo 4 mil 798 migrantes en once años, entre agosto de 2010 y octubre de 2021, lo que incluía a 1.204 migrantes durante la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, según datos citados por El País. En tierra, las autoridades detuvieron a 16.000 migrantes solo en cuatro días de noviembre de 2022.
Los migrantes no solo están recurriendo al mar en Oaxaca. Entre los años fiscales de 2019 y 2020, la Patrulla estadounidense de Aduanas y Fronteras reportó un aumento de 92 por ciento en las detenciones marítimas alrededor de San Diego, California, donde pasan barcos por la frontera desde el estado mexicano de Baja California.
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