Rendija:
Con INE o sin INE, mancillado o purificado, los partidos políticos y el gobierno, prefieren ignorar el tema central: El crimen ya le cobra piso a la Nación, y este último ejerce cargos de elección popular, convirtiéndose en autoridad y administrador de recursos públicos.
Para sensibilizarse sobre esta dolorosa realidad, vale la pena ver el excelente trabajo cinematográfico de una joven directora mexicana: Alejandra Márquez Abella, quien retoma una historia donde se advierte esa cotidianidad que el crimen carcome, al herir el corazón de las comunidades mexicanas. “El norte sobre el vacío”, expresa el ritmo visual y auditivo del peligro que acecha, del miedo que emerge y se propaga y de un paisaje familiar que se desmorona, por la hostilidad brutal y criminal que se impone; a la que se suma la ceguera trágica de un patriarcado, que encarna en el cazador, convertido en presa.
El balcón de la mariposa
Cuando las montañas juegan a engañarnos
en su pétreo silencio de inmovilidad,
y ocultan el vaivén del Mar
que sostiene el oleaje de sus verdes;
el ritmo, ese telúrico latido
que nos estremece ante el abismo,
y se propaga
al encender el fuego nocturno
y contemplar el presto vuelo
de la dorada mariposa:
afina su danza de alas
que acompañan al sol en su retiro,
el caleidoscopio de instantes,
los parpadeos del viento
que nos envuelven,
y asombran
en la diestra espiral
de su ascenso;
el bajar y subir,
ese temblor que presagia el encuentro,
la alegría suya de saberse solitaria
entre los árboles
que avivan sus destellos;
su finura
en la precisión de los movimientos,
su lúdica libertad
al sumergirse en los promontorios,
esas olas inmersas
que sus alas atrapan,
el pulcro tatuaje de la naturaleza,
su inaudita transparencia,
el guiño de eternidad
de su frágil y poderosa ternura;
la condición de saber volar
y enseñar a posarse
en el envés de la hoja,
en la rama que el viento inclina
de un lado
a otro,
hasta quedarse unos segundos
en la punta
del roble,
para descender a orillas del camino
donde los viajeros transitan
ignorando su presencia.
Diestra mariposa
de las nupcias del sol y la luna,
adherida al barandal,
pareciera contemplar
en su sutil y breve estancia,
su propia transfiguración;
el trémulo ondular
del alma de cada uno
que ronda, por unos segundos,
junto al balcón de la vida.