Después de inaugurarse el complejo Mítikah por encima de la voluntad del pueblo vecino de Xoco, los habitantes se cuestionan sobre la demolición del Centro Coyoacán. Aunque el Gobierno de la Ciudad de México niega que haya permisos para extender más torres contempladas en la administración del Jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera y del Alcalde de Benito Juárez Jorge Romero, el daño en el suministro de agua y movilidad está hecho.
Ciudad de México, 2 de octubre (SinEmbargo).– En la Alcaldía Benito Juárez, epicentro del “Cártel Inmobiliario”, a los tres mil habitantes de Xoco (“de los tejocotes”) un “monstruo” de altas torres, Mítikah, les arrebató el suministro de agua, los rayos solares, decenas de árboles, la movilidad, su parroquia y hasta su identidad. Todo con permisos otorgados desde 2009 por autoridades de la Alcaldía y de la Ciudad de México que no los reconocieron ni como pueblo originario, lo que ahorró la consulta indígena.
“Nos han deteriorado la vida, es una violación que se debe de reparar”, dijo Elizabeth, habitante de Xoco desde hace 30 años, expresión con la que coincidió la señora Lidia, que nació ahí hace 75 años y de niña nadó en el aledaño río Churubusco. Ambas vieron cómo el agua, la tranquilidad y las tradicionales fiestas del poblado fueron capturadas por un proyecto inmobiliario y comercial.
Hace unos días, en medio de protestas que se han extendido por 13 años contra la megaobra, el fideicomiso Fibra Uno inauguró la ciudad con un rascacielos de 65 niveles para más de 300 departamentos que puede observarse desde diferentes puntos del sur de la Ciudad, una zona con alto riesgo por sismos. Con solo vender cuatro departamentos, desde 11 millones de pesos, recuperaría la multa impuesta por la polémica tala de árboles en mayo de 2019.
El complejo gris, asentado sobre un territorio con descendencia y vestigios teotihuacanos, también impone con altas oficinas, un hospital y un nuevo centro comercial con un deprimido vehicular que se tragó la calle de Real Mayorazgo, generó una tala de 80 árboles y cerró las cortinas del Centro Coyoacán (1989), cuyo edificio anaranjado será demolido. La aldea teotihuacana hallada durante las excavaciones la resguardó el INAH y realizaron una réplica frente al centro comercial.
“En normalidad se hace un embotellamiento horrible y muy pesado, imaginen ahora con los miles de carros que vendrán aquí, ¿qué va a pasar con nosotros?”, cuestionó Elizabeth, quien tarda en salir media hora.
Los xoqueños sospechan que tras la demolición del Centro Coyoacán se continuará con la extensión de las torres “Universidad” y “Coyoacán” de 35 pisos, como se tenía planteado durante la administración de Miguel Ángel Mancera y de los exalcaldes Jorge Romero (2012-2015) y Cristian Von (2015-2018), cuyas gestiones ignoraron la recomendación de la Procuraduría Ambiental y de Ordenamiento Territorial (PAOT) de sancionar a Fibra Uno por aumentar a 23 niveles la “torre Vyve” –ubicada a lado del dañado templo de Xoco con valor histórico–, es decir, un piso más de lo permitido, de acuerdo con el expediente PAOT 2015-2307-SOT-909 cerrado en 2019.
Pero la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum dijo este martes que no hay autorización de la Seduvi para más torres en Mítikah. “Lo dije cuando entré al Gobierno y lo sigo sosteniendo, no va a haber otra torre, mientras estemos nosotros en el Gobierno. ¿Por qué razón? Es una zona muy impactada, pero además ahí el pueblo de Xoco ha tenido muchos problemas que todavía no han sido resueltos. Entonces, otra torre en ese lugar va a tener un impacto mucho mayor en la zona”, afirmó en rueda de prensa.
En el marco del escándalo por la tala de los árboles en 2019, Sheinbaum anunció que la obra fue suspendida por carecer del permiso de impacto ambiental para 65 niveles y por pretender usar un mismo permiso para una extensión de construcción de más de 16 mil metros cuadrados. Pero luego de imponérsele una multa de 40 millones de pesos por la tala, un “ejercicio de opinión” sobre mejoramiento de vialidad y prometer medidas de mitigación a Xoco, la obra de 22 mil millones de pesos avanzó incluso durante la pandemia por encima de la voluntad de Xoco.
“Obviamente hubo un arreglo entre Fibra Uno y la Jefa de Gobierno, porque no puede decir que no había permisos, estuvimos más de año y medio en mesas, pero se vino la pandemia, nos retiran esas mesas y aparecen todos los permisos. La multa de los 40 mdp no la han pagado (tenían permiso de la administración pasada para talar)”, afirmó Álvaro Rosales, representante de la Asamblea del Pueblo de Xoco, quien fue detenido en 2021 por protestar y dice recibir amenazas por su activismo.
SinEmbargo cuestionó al área de comunicación de la Sedema sobre si existe un permiso para la demolición del Centro Coyoacán, pero no obtuvo respuesta.
Informamos acerca de las autorizaciones al proyecto torre Mitikah. Las menciono en hilo:
1. Solo está autorizada la fase 0 y 1. La fase 2, que consta de dos torres de 35 pisos, no está autorizada.
Aquí los documentos: https://t.co/lSICYDtu3W— Dra. Claudia Sheinbaum (@Claudiashein) May 9, 2019
UN PUEBLO SIN AGUA NI CENTRO DE SALUD
Además de afectar su derecho a la movilidad y haber fracturado la parte trasera del templo del siglo XVI, también les arrebataron su derecho al agua potable. La señora Lidia, habitante de Xoco desde hace 75 años, solía de niña nadar y jugar con barquitos de papel en el río Churubusco, ahora entubado. Con sus nuevos vecinos, que cuentan con un propio pozo, debe despertarse de madrugada para apartar las pocas gotas que le llegan a casa, situación que estiman que empeorará cuando el monstruo opere en su totalidad.
“Jamás le faltó al pueblo de Xoco agua. Ahora hasta un mes hemos estado sin agua”, dijo la vecina Silvia, quien tiene que insistir a la Alcaldía Benito Juárez para acceder a pipas. “Cuando ya se llenan las cisternas del complejo, ya nos dan un poquito de agua, es lo que sufrimos ahora”.
Una de las medidas de mitigación de Mítikah resultó ser “una burla”, a decir de los habitantes del pueblo. Hace unos meses, incluso con música y flores, se inauguró a lado de la casa de la señora Julia un centro de salud que actualmente luce abandonado, sin equipo médico ni personal que atienda.
–¿Está equipado con medicamentos?
–Ja,ja. Ya está terminado, pero es un basurero– rió la señora Julia, quien también lamentó que la iglesia, a unos metros de una de las torres del complejo, se haya fracturado y solo le hayan “embarrado pintura”. Sólo se abre los domingos para la misa de las 9 de la mañana.
“Ocuparon hasta el mínimo centímetro. Ellos no quieren ceder nada, ¿y nosotros sí vamos a ceder la calle que nos robaron?”, cuestionó la oriunda de Xoco. “Ha sido muy cansada la lucha contra Goliat”, agregó Silvia.
Dulce Olvera
Reportera de temas de crisis climática, derechos humanos y economía. Egresada de la FCPyS de la UNAM.